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El 96% de las familias españolas disponen de teléfono móvil con internet, siendo usados para tener acceso a redes sociales, chats y videojuegos (en un 81%). Esto puede desembocar en problemas de adicción.
Gran número de la población confiesa que dejar el móvil en casa les produce ansiedad y miedo, llegando a padecer ataques de pánico. Entre las sensaciones más comunes de malestar nos encontramos con nerviosismo o irritabilidad cuando no hay cobertura, sentimiento de culpa cuando no lo llevamos encima, disminución de la autoestima y contacto personal, hasta la aparición de alucinaciones sonoras de alertas de mensajes, sin que existan.
Estos síntomas se corresponden con la Nomofobia: dependencia del móvil. Además del malestar ya citado, se presentan otros problemas físicos, como tendinitis, dolor de muñecas o contracturas de cuello debido a malas posturas e incluso dificultad para conciliar el sueño.
Y es que llegamos a consultar nuestro teléfono hasta 34 veces al día. Su continuo uso altera los horarios, provocando insomnio y afectando a todas nuestras áreas vitales y al rendimiento académico y laboral.
Un ejemplo podemos verlo en el área laboral, personas que se pasan el día pendiente a las notificaciones de su cargo, convirtiéndose en adictos al trabajo. La pareja también se resiente por varios factores: falta de comunicación presencial, anticipación de pensamientos negativos cuando se demoran las respuestas, hiperviligancia, celotipia...
Debemos conocer y hacer un uso racional del dispositivo móvil. Usándolo de forma controlada y evitando molestias al lector (simplificando los mensajes por ejemplo), fijando un horario de uso y disminuyendo o evitando su uso en reuniones sociales. Sacar el móvil mientras comemos o asistimos a un evento, además de descortesía, muestra desinterés. Por tanto, silencia tu dispositivo o retrasa tus llamadas, ya que su uso, puede tener consecuencias negativas.
La mejor opción es incrementar actividades que permitan relacionarnos, como el deporte, hobbies compartidos o una buena conversación con un café
. Sólo apagando tú móvil, encenderás tu vida.
Si te sientes identificado con los síntomas o quieres prevenirlos, la mejor solución está en un especialista para ayudarte a modificar las distorsiones cognitivas y desprenderte del celular de forma gradual. Podrá guiar tu abstinencia, y practicar técnicas para recuperar tu atención hacia el presente, alejando tus pensamientos aditivos y orientándote hacia un uso controlado.
Autora: Amanda Nuñez Fernandez, practicum de psicología de Ycomoyo